La contaminación que no contamos
En los tiempos que corren, no paramos de escuchar las ciudades que han cerrado el paso a vehículos por el alto grado de contaminación, la degradación de la atmósfera debido a las altas concentraciones de CO2 que expulsamos, el impacto ecológico que esto está produciendo pero no nos llegamos a concienciar que todo suma y los edificios son una parte importante.
Podemos definir dos vertientes en este aspecto:
- Los edificios de nueva construcción.
- Edificios antiguos.
¿Nos hemos planteado alguna vez el impacto ambiental de los edificios?, ¿la cantidad de energía que consumimos?. Desarrollando los punto que antes tratábamos, generamos despilfarre de energía en la construcción de nueva edificación: transporte de materiales, recursos naturales consumidos para ello… Por esto la utilización de materiales de construcción con un menor impacto ambiental y que no contengan elementos tóxicos o peligrosos es fundamental. La consecución y procesamiento de los materiales de construcción y la utilización diaria de edificios e infraestructuras constituye de manera indirecta una de las actividades humanas más intensivas en consumo energético. (Fuente)
Luego tenemos los edificios antiguos, la provisión de los servicios necesarios (agua, luz, gas, teléfono, televisión por cable e Internet) para la vida de quienes los habitan influyen en el medio ambiente. El impacto de los actuales edificios, que ocupan cada vez más una mayor parte del territorio, crea un ambiente físico hostil para el desarrollo cotidiano de las actividades de los ciudadanos. Muchos edificios modernos crean atmósferas interiores insalubres y hasta peligrosas para sus ocupantes, pudiendo dar lugar a problemas como el denominado «síndrome del edificio enfermo». Los nuevos edificios herméticos con climatización controlada retienen COV que pueden llegar a ser tóxicas para sus ocupantes. En cuanto a los residuos sólidos urbanos, el mayor volumen no se genera en el período de construcción de los edificios, sino en su utilización diaria durante su vida útil.
En el caso de edificios de calefacción central, nos encontramos con que Madrid conserva 800 calderas de carbón y 5.000 de gasóleo, dejando constancia que más allá de la contaminación generada por estas 800 calderas, se advierte sobre la polución adicional que se genera en su reparto, que se realiza con camiones enormes, y sobre las condiciones de trabajo de quienes cargan el carbón en las calderas, así como de quienes lo reparten.
Todos estos aspectos nos deberían hacer replantear a donde queremos llegar y como, aún estamos a tiempo de apostar por la Eficiencia Energética.
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[…] el consumo energético y así favorecer la reducción de contaminación, como ya comentamos en otra entrada, que es la causa de mayor gasto sanitario de los gobiernos, mayor degradación del medio ambiente y […]