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Bienvenido 2019

Con esta entrada pretendemos comenzar una nueva etapa, concienciación y responsabilidad.
En este año 2018, la sociedad comenzó a darse cuenta que los recursos se agotan, que si tomamos medidas en el presente, aunque nos duela el bolsillo, podemos disfrutarlas por mucho tiempo. Que nuestras viviendas son acogedoras si destinamos recursos a ello y nos preparamos aislando, rehabilitando… y las consecuencias futuras nos beneficiarán al tan temido bolsillo. Que la Gestión Energética tiene un futuro y ha venido para quedarse.

Buscamos una casa eficiente, es decir una vivienda donde se aprovechan al máximo los recursos climáticos y energéticos del lugar donde se encuentra para alcanzar el confort de forma natural. Para ello necesitamos priorizar las fuentes de energías renovables, reducir al máximo la demanda energética y las emisiones de CO2.

Más de la mitad del parque de viviendas es anterior a 1980 y fue levantado sin normativa de eficiencia energética. Estas casas no tienen, por ejemplo, aislamiento térmico. Hay que añadir todas las casas edificadas entre 1980 y 2007, antes de la aprobación del Código Técnico de la Edificación, porque tienen algo de aislamiento pero muy pobre.

La calefacción se lleva por delante hasta el 46% del gasto energético de una casa, así que las revisiones puntuales de la caldera individual permiten ahorrar hasta un 15% de energía, indican desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Aunque también puede haber llegado el momento del pase. El cambio de la vieja caldera por otra de condensación puede reducir el consumo en 200 euros anuales. Cuestan en torno a 1.600 euros, pero la inversión se puede amortizar en poco tiempo. Más eficientes y caros —por encima de los 3.000 euros— son los equipos de aerotermia, que dan calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria con una reducción del coste energético, como mínimo, del 50% frente al gasóleo y un 25% frente al gas natural. Además de purgar los radiadores al menos una vez al año, conviene colocar un material reflectante detrás de ellos para que el calor se disperse por la habitación. Otra medida es instalar termostatos y temporizadores en los aparatos de calefacción. «Puede suponer un ahorro de entre el 8% y el 13% del gasto, 60 euros al año. Una temperatura de 21ºC es suficiente y cada grado de más incrementa un 7% el consumo, es decir, casi 30 euros anuales.

Como ya habíamos comentado en otra entrada, el reto de ofrecer alternativas a las comunidades de vecinos, propietario particular, empresas… ya es parte de nuestro día a día, ofreciendo opciones de rehabilitación, gestionando ayudas, estudios de viabilidad en condiciones determinadas y sobretodo, ofrecemos un asesoramiento personalizado y adaptado a las necesidades del cliente.

 

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